lunes, 16 de noviembre de 2009

Definición de Reconocimiento

Inspección física de los despachos aduanales efectuada por personal de la Aduana, a fin de cerciorarse de que la naturaleza, el origen, la condición, la cantidad, la identificación individual, la clasificación arancelaria y el valor de las mercancías se encuentran conformes a los detalles suministrados en el pedimento y con base en la información pone la autoridad.

Pasos para efectuar el Reconocimiento

a) El Jefe de la División de Operaciones, el funcionario designado, o el Sistema Automatizado, selecciona el funcionario que hará el reconocimiento.
b) El funcionario designado para hacer el reconocimiento recibe la Declaración y la confronta, es decir, verifica que los documentos estén completos y conformes.
c) El Jefe de División ordena la publicación de la distribución de las Declaraciones a los fines de reconocimiento.
d) Algunas Aduanas publican la información en forma de lista en una cartelera, pizarrón, etc.
e) El Agente de Aduanas debe informarse a qué funcionario le correspondió el embarque y cuándo se hará el reconocimiento.
f) El funcionario designado para hacer el reconocimiento, una vez confrontada la documentación debe hacer el reconocimiento documentario:
* Verifica las operaciones matemáticas, documento de embarque, declaración, permisos, etc.
* Examina la información técnica y comercial relativa al valor de las mercancías: condición de entrega, flete, seguro, origen, cantidad, nivel comercial, forma de pago, vinculación, descuentos, calidad, marcas, modelos, concordancia con los demás documentos, proporcionalidad con el peso y dimensiones del embalaje, tipo de cambio, informaciones sobre el precio normal de que disponga el servicio.
* Examina la clasificación arancelaria: código, descripción comercial, tarifa, régimen legal, requisitos, etc.
g) El reconocedor se traslada al lugar donde están almacenadas las mercancías y hace el reconocimiento físico:
* Verifica: marcas del embalaje, condición del embalaje, dimensiones, etc.
* Ordena la apertura de los bultos que considere como muestra representativa del embarque en su conjunto.
* Compara los datos contenidos en la declaración con los obtenidos de la revisión física: cantidad, marcas, peso, calidad, descripción.
h) Ante alguna duda propia u observación del Agente de Aduanas, debe cotejar nuevamente con los instrumentos básicos técnicos: antecedentes de precios, Arancel de Aduanas, normas, tomar muestras de la mercancía para su examen, pedir información complementaria, constancias, etc.
i) Si no existen inconsistencias, ni objeciones legales, se conforma la declaración con la firma y el sello del reconocedor.
j) Si hay objeción fiscal debe levantar Acta de Reconocimiento, la cual debe ser suscrita por el funcionario y los interesados comparecientes.
k) El Reconocedor consigna la documentación en la División de Operaciones (al funcionario que corresponda), para su registro y entrega al Agente de aduanas.l) La División de Operaciones autoriza el embarque de la mercancía.

Reconocimiento Aduanero en Venezuela

El reconocimiento se inscribe dentro de lo que los autores llaman fase de sustanciación del procedimiento administrativo, posterior a la de apertura y anterior a la de decisión. En esta fase, son aportados al órgano que ha de decidir, al jefe de la oficina aduanera, los elementos de juicio que podrán servir de fundamento a su decisión. Es en esta etapa donde se pone de manifiesto el carácter contradictorio del procedimiento, el cual interpretamos esencialmente, como la posibilidad que tienen todos los participantes en el mismo de hacer alegatos, aportar elementos probatorios, esto es, de actuar en el sentido que lo consideren más conveniente para la defensa de los intereses que han hecho valer y de los cuales son titulares. Esta fase puede presentarse con muchas complejidades si el carácter contradictorio es acentuado, y existen conflictos de intereses entre sujetos ajenos a la Administración, caso en el cual, la sustanciación puede tener la naturaleza de un subprocedimiento en el cual se aduzcan los elementos más variados. (Rondón de Sansó, 1983)
La importancia del reconocimiento se evidencia, entre otras cosas, por la manera detallada como el legislador lo reguló, tanto en su fondo como en su forma, con la evidente intención de que se desarrolle en condiciones que aseguren su imparcialidad, normalidad y exactitud y que se realice libre de todo apremio, perturbación y coacción; con ello se pretende, entre otras cosas: evitar medidas oficiales para aligerar el acto, en perjuicio de las labores de verificación; impedir la presencia, durante la verificación del acto o inmediatamente después, de autoridades distintas a los reconocedores, que pretendan cumplir labores de inspección, policía o resguardo y, en general, se quiere evitar la aplicación de medidas que afecten o puedan afectar sus resultados (Exposición de motivos de la Ley Orgánica de Aduanas).
En la búsqueda de esa imparcialidad, normalidad y exactitud, el legislador originario dispuso que el propietario de las mercancías tuviera derecho a que el reconocimiento se efectuara en su presencia o en la de su representante e informados del momento de su realización, en virtud de la publicación a que estaba obligada la aduana hasta la entrada en vigencia de la reforma. No es lo común que en los trámites administrativos estén presentes los interesados, como tampoco es lo usual que un trámite relacionado con una operación aduanera pueda ser cumplido por quien no tenga carácter de agente de aduanas (Art. 34 de la Ley Orgánica de Aduanas). Pero en este caso el legislador se mostró sabio y previsivo, al admitir tácitamente que, en buena parte de los casos, el propietario tiene un conocimiento de las mercancías mucho más preciso y detallado que el indirecto del agente de aduanas y que la imparcialidad y exactitud, afanosamente buscadas, pudieran verse comprometidas de negarse el acceso al importador o exportador de los efectos.
La declaración de las mercancías que realizan ante la aduana los consignatarios y los exportadores, se presume hecha de buena fe, libre de cualquier intención de engañar, es decir, ajena a toda astucia o maquinación dirigida a lesionar, en mayor o menor grado, los legítimos derechos del Fisco Nacional o a substraerse del cumplimiento de requisitos u obligaciones establecidos en la legislación nacional. Pero la presunción de que la declaración hecha ante la aduana es justa y sincera, no basta; la Ley ordena que se analice su corrección y exactitud, que se verifique la documentación que la respalda y que, en definitiva, se precisen las restricciones y requerimientos a que pudieran encontrarse sometidos los efectos declarados.